La
moda puede ser definida como un mecanismo que regula las elecciones de las personas ya que, por una
especie de presión social, indica a la gente qué debe consumir, utilizar o
hacer. La moda se convierte en un hábito repetitivo que identifica a un sujeto
o a un grupo de individuos.
Puede
reflejarse en ciertos objetos o aspectos visibles (ropa, peinados, etc.), pero
también en modos de actuar y comportamientos (escuchar un estilo de música,
acudir a un cierto restaurante, ir de vacaciones a
determinado destino).
De
esta manera, es frecuente que se empleen de manera habitual dos expresiones
dentro del ámbito más coloquial. Así, por un lado, nos topamos con la locución
verbal “estar de moda”, que se emplea para decir que un tipo de ropa, de
peinado o de forma de actuar se ha impuesto en ese momento y se estila por
mucha gente.
Por
otro lado, frente a aquella locución se encontraría otra: “pasar de moda”. Con
ella se intenta expresar todo lo contrario. Es decir, se transmite que
cualquier prenda, un tipo de complemento o incluso un maquillaje o peinado ya
han quedado totalmente obsoletos.
Por lo
general las celebridades son quienes imponen una moda. Si una estrella de
Hollywood se muestra en un evento con un vestido de color rosa, es probable que
millones de mujeres quieran comprar y utilizar el mismo vestido. De esa manera
se construye poco a poco la tendencia que se convierte en moda.
Entre
los casos de famosas que más han influido en el resto de la población en cuanto
a vestuario o peinados estarían Marilyn Monroe, Jacky Kennedy, Jennifer Aniston
e incluso Madonna.